lunes, 16 de enero de 2012

Amaneces con un nudo en la garganta, escuchando Babe I'm gonna leave you de Led Zeppelin y un calor te sube por la cabeza, se te hiela y te hierve a la vez la sangre. Amaneces triste, con una esperanza vana y sin medida soñando conque las cosas puedan cambiar algún día, soñando, que algún día puedas evitar que esas cosas te cambien a ti. Sigue sonando la canción y ahora ese calor y ese frío se transforma en unas mangas empapadas, secándote los ojos con la calma que sigue el ritmo de la canción... Te van llegando cosas y cosas a la cabeza y como se dice... lo peor en los momentos difíciles es recordar los momentos felices. Sigues escuchando por 5ª vez la canción. Te has aprendido la letra de memoria y no puedes dejar de oírla. Las lágrimas que te faltan por soltar ya las deja caer el cielo por ti, picando la ventana con la furia de los vientos que rugen impotentes por no poder limpiar más la suciedad que colma el mundo. Y te da rabia, y sientes pena a la vez. Sientes que el mundo está enfermo y piensas que todo lo que hacemos puede que no tenga sentido, que estemos equivocados y que lo importante en este planeta sólo sea vivir, y sentir la vida igual que siento yo ésta canción. Lamentas todo y a la vez no te arrepientes de nada. ¿Qué hacer cuando pasan los minutos, y sigues escuchando una canción...? Te dan ganas de gritar. Por todo.

Y de repente, es cuando empiezas a ver que todo tiene sentido.